Las generalidades no son buenas. La especificidad de las circunstancias obliga comportamientos únicos de cada ser. Entonces resulta inútil tratar de buscar en el mundo real una respuesta que debe obedecer en principio a una condición del alma. Esto nos lleva directo a una premisa: cada proceso de evolución personal es único y será infructuoso forzarlo a favor o en contra siempre. Eso solo terminará entorpeciendo nuestra vida y la de otros en círculos expansivos que generarán un caos energético total. Sin embargo, cuando establecemos prioridades todo fluye casi en forma mágica. Simplemente las prioridades consisten en hacer lo que nos haga feliz. Nada que obligue, nada que coarte, nada que duela o incomode, nada que ate, nada que nos reste valor y autoestima. Y en muchos casos las prioridades consisten en no hacer nada que implique un sacrificio. No dije que anduviéramos por la vida sin metas o sin disciplina. Dije que tanto las metas como la disciplina debemos conectarlas con gusto, con convicción, con seguridad y con disfrute. Si todo duele, cuesta, humilla e infravalora definitivamente no es prioridad. Por eso el éxito a largo plazo de cualquier proyecto personal o laboral depende solo de lo que hagamos felizmente aquí y ahora.
Eso implica una sola cosa queridos amigos: la prioridad ahora y siempre debemos ser nosotros mismos. Solo así, lograremos un estado de pleno bienestar donde luego quizás otros tengan cabida. La primera y única prioridad es elevar siempre nuestra propia conciencia. Después de esto, todo lo demás llega solo.
Besos Brujos.
Imagen: Arcano XX: El Juicio. The Labyrinth Tarot de Luis Royo.
Comments