Nada es más intenso que caminarnos por dentro. Sobre todo si nos desviamos por los rincones donde no hay tanta luz. Se respira espeso. Se miran espacios altos y muros insostenibles. Se tiene un sabor a error cuando nos adentramos donde nadie nunca llega, y menos nosotros mismos. El error es solo una fantasía del mundo de lo correcto, pero nos da miedo reconocerlo porque casi siempre nos casa con la culpa.
¡Pero qué más da! No hay error y mucho menos culpa. Lo que hay es un ser en constante ejercicio de su propia voluntad. Su voluntad para experimentar, para probar, para vivir y disfrutar sin ser obligado a entender. La constante explicación de todo hacer, cercena y quema. A veces, hacer sin explicar ni entender, cura más.
Abandonarse a la sensación condenada aunque sea por instantes, también termina enseñando. Entonces descubres que los lados oscuros de tí no son tan oscuros, son tuyos y ya. Eso es suficiente. Esos lados oscuros también te hacen único. Lo más valiente es adentrarnos y no tropezar con un espejo que nos muestre las esquinas de esos densos espacios del alma. Porque sí, la oscuridad también está en el alma, o qué creen que impulsa los instintos "prohibidos". Un lugar del alma al que nunca entramos porque nos da miedo reconocernos. Somos y ya. Unos días con alma clara y otros días con alma sombría, pero siempre con alma.
Es mejor tener el valor de adentrarnos antes de que un espejo refleje lo que es capaz de hacer nuestro instinto de supervivencia. Para no sorprendernos ante un espejo, es mejor adentrarnos.
Besos Brujos.
Imagen: Arcano XV: El Diablo. Tarot de los Vampiros de Ian Daniels.
Commentaires