La seguridad que otorga lo conocido es mullida y cómoda. Resulta fácil crecer a tope en un espacio conocido, con gente conocida y con circunstancias conocidas. Algunos permanecen siempre allí... sin recordar lo ligero y fresco que resulta el cuerpo cuando no cargamos culpas, ni dramas, ni dolor.
Algunos prefieren metas programadas, de esas que nos dan sensaciones con límites, con orden, con estructura; algunos prefieren una vida organizada y pragmática que los haga exitosos. Otros se van al otro extremo y esquivan la realidad al punto de evadir el sentido de su propia existencia. Danzan sin cesar entre la gente sin querer compromisos ni responsabilidades. Resultan inspiración, pero la sensación de vagabundeo no les da consistencia ni propósito. Todos creemos que van ligeros, pero la línea entre la felicidad y la desorientación es muy delgada en ellos, haciéndolos sentir incomprendidos.
De alguna forma todos los anteriores resultan atados...atados a la forma de vida que creen más correcta.
Pero, ¿alguno ha pensado que ir errante entre una y otra forma de vida es realmente lo extraordinario? Saber detectar cuándo debemos ir por la senda de lo terrenal y cuando por el camino de lo esencial nos convierte en errantes de nosotros mismos, que es muy diferente de ser errantes de la vida. No es ir por la vida fluyendo; es acertar en cuándo fluir y cuando no. Algunas veces fluir es una excusa que nos devuelve a aquel original espacio de comodidad que da lo conocido.
Se trata más de saber que ser errante de nosotros mismos es no fijar una sola y única postura de vida, ¡sino probarlas todas! Y después escoger cual necesitamos aplicar en cada momento y circunstancia que vivamos. ¿Más inconsistentes? ¡No! ¡Más sabios! Para algunos resultaremos locos, pero ser errantes en nuestras propias ideas y emociones nos permitirá experimentarlo todo sin defender radicalmente ninguna premisa que nos haga perdernos de conocer otras.
No es ir por el mundo sin rumbo; es ir por todas las copas y las espadas sin itinerario, intentando acertar las más correctas en el particular momento vivido. Así resultaremos impredecibles y menos evidentes. Pero lo más importante es que estaremos viviéndolo todo desde la óptica de todos. Locos no; ¡sabios!
Besos Brujos.
Imagen: Arcano 0: El Loco. Tarot of Dreams de Ciro Marchetti
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